Ámsterdam (Países Bajos) de 1928

Contexto general del periodo entreguerras



En el siglo XVII Ámsterdam, la capital oficial de los Países Bajos, se convirtió en el puerto más importante del mundo y en un centro internacional de finanzas. Posteriormente, en las últimas décadas del siglo XIX se construyeron nuevos museos, una estación de tren y el teatro musical de la ciudad. En el mismo período llegó a la ciudad la Revolución Industrial. Nuevos canales y vías marítimas fueron construidos para así mejorar la conexión entre Ámsterdam y el resto de Europa. A este periodo se lo suele denominar como el segundo Siglo de Oro de Ámsterdam.

En el siglo XX, justo antes de que empezara la Primera Guerra Mundial, la ciudad se comenzó a expandir y durante la guerra, que Holanda permaneció neutral, el país sufrió hambre y una grave falta de suministro de gas que no impidieron que desarrollara la economía interna y el comercio exterior. Ya en la posguerra, integró la Sociedad de Naciones, pero reafirmó su neutralidad. Si bien la recuperación económica fue más lenta en países como Holanda, que no eran de los más industrializados, los años 1925-29 fueron de prosperidad. El desempleo había descendido y en 1927 la producción industrial superaba ya ampliamente los niveles anteriores a la guerra mundial. El fin de la belle époque daba paso a los años locos.

Cuando Europa dejó atrás el Siglo XIX en términos sociales y culturales, las expresiones artísticas predominantes en los siglos de expansión colonialista del reino holandés sucumbieron, dando inicio a los movimientos estéticos y expresiones populares novedosas y vanguardistas. Resultado de estos fenómenos modernos, surgió el estilo Art Deco, provocado e inspirado por los rápidos avances tecnológicos y los aspectos sociales del siglo XX.

Representaba la fastuosidad en reacción a la austeridad provocada por la Primera Guerra Mundial. El Cabaret se convertía en el lugar de reunión y divertimento de la clase alta.

La nueva moda, el jazz, el cine y la aparición de la radio, eran novedades que iban llegando desde América. En Ámsterdam se mezclaban los sonidos folklóricos con el Tango hollywoodense y el cine Art Deco Tuschinski seducía con sus losas brillantes, adornos en hierro forjado, suntuosas alfombras, sutil iluminación y mobiliario decorativo. La vida social y la situación internacional mejoraron sensiblemente en la segunda mitad de la década de los años veinte Las gran cantidad de influencias que tuvo el Art Deco ( pirámides aztecas y egipcias, Cubismo, Futurismo, etc.) se debió a que gran parte del mundo estaba experimentando los mismos avances tecnológicos, las mismas ideas, los mismos descubrimientos. El motivo solar, el zig-zag y las curvas amplias fueron utilizados en todos los ámbitos del diseño, incluido el cartelismo. Paralelamente, se hicieron famosos los arquitectos neerlandeses Jacobus Johannes, Pieter Oud, Gerrit Thomas Rietveld y el pintor Mondrian( con su teroría de las nuevas formas). Colaboraban en la revista De Stijl fundada por Theo van Doesburg en 1917. De Stijl quería eliminar cualquier referencia a cualquier parte de la realidad observable. Entre 1920 y 1930, estos arquitectos racionalistas se dedicaron a la difusión de las nuevas ideas. Pero como Holanda no había sufrido tanto el impacto bélico, no se produjo la ruptura con los valores tradicionales tan característico en el desarrollo artístico de otros países.

La aparición de la fotografía, capaz de plasmar la realidad de forma objetiva, cuestionaba uno de los fines tradicionales de la pintura: ser reflejo estricto de la realidad. Ahora la pintura podía experimentar e iniciar la búsqueda de nuevos sentidos. En esta búsqueda Holanda regresó a la revolución expresiva que Johannes Vermeer lograba en la Holanda del siglo XVII: el Realismo. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial los Países Bajos, con pintores como Raoul Hynckes, A.C. Willinck, Pyke Koch, Dick Ket y M. C. Escher conformaron el Realismo Mágico.

El término fue acuñado en 1925 para la literatura, pintura y obras gráficas con características como la representación de las cosas con gran sensación de irrealidad; representaciones de lo cotidiano o banal como algo interesante, misterioso o extraordinario; objetos o figuras fuera de contexto o con una finalidad simbólica o metafórica; visiones fantásticas y oníricas presentadas convincentemente; acercamiento a la esencia de las cosas e interés en su aspecto espiritual. Todas estas nuevas expresiones convivieron en los Juegos de 1928.

El resultado fueron carteles y piezas propagandísticas con el decorativismo propio del Art Deco, con el realismo necesario para representar el esfuerzo llevado al límite por el competidor olímpico y la estilización tanto de la bandera holandesa (las tres franjas horizontales rojo-blanco-azul) como la bandera de Ámsterdam con sus tres franjas roja-negra-roja y las tres cruces blancas de San Andrés que representan las tres virtudes de la ciudad (valor, resolución y compasión) en una visión metafórica al mejor estilo de los años 20.

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